Esta mañana, mientras el sol nacía otro gran sol de nuestra literatura se apagaba. El maestro Miguel Delibes fallecía en esa común ciudad que nos unió.
Descansa en paz, maestro, descansa en paz. Gracias por tu vida y por tu obra.
Hago mía tu propia súplica:
Espero que Cristo cumpla su palabra
Quedará para siempre su recuerdo a través de su obra, pero también la sensación de que con él algo se acaba.
«Al palpar la cercanía de la muerte, vuelves los ojos a tu interior y no encuentras más que banalidad, porque los vivos, comparados con los muertos, resultamos insoportablemente banales».